Cuentos – Instituto Europeo de Coaching https://institutoeuropeodecoaching.com Formación en coaching certificada Fri, 08 Jul 2016 14:23:04 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.5.2 https://institutoeuropeodecoaching.com/wp-content/uploads/2023/01/cropped-Captura-de-pantalla-2023-01-27-a-las-23.05.10-removebg-preview-32x32.png Cuentos – Instituto Europeo de Coaching https://institutoeuropeodecoaching.com 32 32 Lectura sobre la escucha https://institutoeuropeodecoaching.com/lectura-sobre-la-escucha/ Fri, 08 Jul 2016 14:23:04 +0000 http://www.institutoeuropeodecoaching.com/?p=13718 Os dejamos una lectura sobre la escucha

“Cuando te pido que escuches y te pones a darme consejos, no estás haciendo lo que te he pedido. Cuando te pido que me
 escuches y te pones a decirme porque no debería sentirme de ese
 modo, estás hiriendo mis sentimientos. Cuando te pido que
 escuches y te parece que debes hacer algo para solucionar mi
 problema, me has fallado, por extraño que parezca.

Escucha!, Solo pedía que escucharas; no que hablaras o
 hicieras, solo oírme… Puedo valerme por mi mismo, no estoy
 indefenso. Cuando haces algo por mi que puedo y necesito hacer yo mismo, incrementas mi temor y mi sensación de ineptitud. Pero cuando aceptas como cierto que me siento como me siento, por muy
 irracional que resulte, puedo dejar de intentar convencerte y
 pasar a la cuestión de comprender que se esconde detrás de esa
 sensación irracional. Y, cuando esta claro, las respuestasresultan obvias y no necesito consejos.”

 Ralph Rougthon (Doctor en Medicina)

Feliz viernes 😉

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¿Qué haces todo el día? https://institutoeuropeodecoaching.com/que-haces-todo-el-dia/ Thu, 16 Jun 2016 15:42:26 +0000 http://www.institutoeuropeodecoaching.com/?p=13483 ¿Qué haces todo el día?

Un hombre llega a casa del trabajo y encuentra a sus tres hijos en el jardín aún con los pijamas puestos jugando en el barro, con cajas de comida vacías y los envoltorios de éstas esparcidos por todo el jardín. La puerta del coche de su mujer estaba abierta, así como la puerta de entrada de la casa y no había señales del perro.

Cuando entró en la casa encontró aún mayor desorden. Una lámpara caída en el suelo y la alfombra estaba arrugada contra la pared. En el salón la televisión estaba a todo volumen con un canal de dibujos animados y la salita de estar estaba cubierta de juguetes y ropa. En la cocina la pila estaba llena de cacharros, el desayuno derramado por la encimera, la puerta del frigorífico abierta de par en par, la comida del perro tirada por el suelo, un vaso roto debajo de la mesa y un pequeño montón de arena detrás de la puerta. Inmediatamente subió las escaleras sorteando todos los juguetes y más pilas de ropa buscando a su mujer preocupado por si estaba enferma o la había ocurrido algo serio.

De camino a la habitación, vio como corría el agua por debajo de la puerta del cuarto de baño y cuando entró las toallas empapadas, espuma y más juguetes por el suelo, kilómetros de papel higiénico amontonado y pasta de dientes untada por el espejo y las paredes. Entró corriendo en el dormitorio y encontró a su mujer acurrucada en la cama, en pijama y leyendo una novela. Ella le miró, le sonrió y le preguntó qué tal le había ido el día.

Él la miró furioso y le preguntó, ¿Qué ha pasado hoy aquí? Ella volvió a sonreír y contestó: ¿sabes qué cuando vuelves todos los días del trabajo me preguntas ¿por Dios qué es lo que haces todo el día? Sí, contestó él incrédulo.

Entonces ella contestó, bien pues hoy no lo hice.

Feliz día de la madre ;-)

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Cuento: La alegoría del Carruaje. https://institutoeuropeodecoaching.com/cuento-la-alegoria-del-carruaje/ Fri, 04 Dec 2015 12:38:39 +0000 http://www.institutoeuropeodecoaching.com/?p=6818

Os dejamos este cuento de Jorge Bucay,

Un día de octubre, una voz familiar en el teléfono me dice: -Salí a la calle que hay un regalo para vos.
Entusiasmado, salgo a la vereda y me encuentro con el regalo. Es un precioso carruaje estacionado justo, justo frente a la puerta de mi casa. Es de madera de nogal lustrada, tiene herrajes de bronce y lámparas de cerámica blanca, todo muy fino, muy elegante, muy «chic». Abro la portezuela de la cabina y subo. Un gran asiento semicircular forrado en pana bordó y unos visillos de encaje blanco le dan un toque de realeza al cubículo. Me siento y me doy cuenta que todo está diseñado exclusivamente para mí, está calculado el largo de las piernas, el ancho del asiento, la altura del techo… todo es muy cómodo, y no hay lugar para nadie más.

Entonces miró por la ventana y veo «el paisaje»: de un lado el frente de mi casa, del otro el frente de la casa de mi vecino… y digo: «¡Qué bárbaro este regalo! «¡Qué bien, qué lindo…!» Y me quedo un rato disfrutando de esa sensación.

Al rato empiezo a aburrirme; lo que se ve por la ventana es siempre lo mismo. Me pregunto: «¿Cuánto tiempo uno puede ver las mismas cosas?» Y empiezo a convencerme de que el regalo que me hicieron no sirve para nada.
De eso me ando quejando en voz alta cuando pasa mi vecino que me dice, como adivinándome: -¿No te das cuenta que a este carruaje le falta algo?

Yo pongo cara de qué-le-falta mientras miro las alfombras y los tapizados. -Le faltan los caballos – me dice antes de que llegue a preguntarle.
Por eso veo siempre lo mismo -pienso-, por eso me parece aburrido. -Cierto – digo yo.

Entonces voy hasta el corralón de la estación y le ato dos caballos al carruaje. Me subo otra vez y desde adentro les grito:
-¡¡Eaaaaa!!
El paisaje se vuelve maravilloso, extraordinario, cambia permanentemente y eso me sorprende.

Sin embargo, al poco tiempo empiezo a sentir cierta vibración en el carruaje y a ver el comienzo de una rajadura en uno de los laterales.
Son los caballos que me conducen por caminos terribles; agarran todos los pozos, se suben a las veredas, me llevan por barrios peligrosos.

Me doy cuenta que yo no tengo ningún control de nada; los caballos me arrastran a donde ellos quieren. Al principio, ese derrotero era muy lindo, pero al final siento que es muy peligroso.
Comienzo a asustarme y a darme cuenta que esto tampoco sirve.

En ese momento veo a mi vecino que pasa por ahí cerca, en su auto. Lo insulto: -¡Qué me hizo!
Me grita:-¡Te falta el cochero!
-¡Ah! – digo yo.

Con gran dificultad y con su ayuda, sofreno los caballos y decido contratar un cochero. A los pocos días asume funciones. Es un hombre formal y circunspecto con cara de poco humor y mucho conocimiento.

Me parece que ahora sí estoy preparado para disfrutar verdaderamente del regalo que me hicieron. Me subo, me acomodo, asomo la cabeza y le indico al cochero a dónde ir.

Él conduce, él controla la situación, él decide la velocidad adecuada y elige la mejor ruta.

Yo… Yo disfruto el viaje.
«Hemos nacido, salido de nuestra casa y nos hemos encontrado con un regalo: nuestro cuerpo.
A poco de nacer nuestro cuerpo registró un deseo, una necesidad, un requerimiento instintivo, y se movió. Este carruaje no serviría para nada si no tuviera caballos; ellos son los deseos, las necesidades, las pulsiones y los afectos.
Todo va bien durante un tiempo, pero en algún momento empezamos a darnos cuenta que estos deseos nos llegaban por caminos un poco arriesgados y a veces peligrosos, y entonces tenemos necesidad de sofrenarlos. Aquí es donde aparece la figura del cochero: nuestra cabeza, nuestro intelecto, nuestra capacidad de pensar racionalmente.
El cochero sirve para evaluar el camino, la ruta. Pero quienes realmente tiran del carruaje son tus caballos.
No permitas que el cochero los descuide. Tienen que ser alimentados y protegidos, porque… ¿qué harías sin los caballos? ¿Qué sería de vos si fueras solamente cuerpo y cerebro? Si no tuvieras ningún deseo, ¿cómo sería la vida? Sería como la de esa gente que va por el mundo sin contacto con sus emociones, dejando que solamente su cerebro empuje el carruaje. Obviamente tampoco podés descuidar el carruaje, porque tiene que durar todo el proyecto. Y esto implicará reparar, cuidar, afinar lo que sea necesario para su mantenimiento. Si nadie lo cuida, el carruaje se rompe, y si se rompe se acabó el viaje…»

Buen Fin de Semana,

 

 

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Cuento: El Anciano, el niño y el burro. Sobre las opiniones. https://institutoeuropeodecoaching.com/cuento-el-anciano-el-nino-y-el-burro-sobre-las-opiniones/ Fri, 13 Nov 2015 13:48:12 +0000 http://www.institutoeuropeodecoaching.com/?p=6777 Si te afecta lo que los demás dicen de tí y tienen demasiado poder las opiniones sobre tu vida, nos gustaría compartir contigo este cuento de autor desconocido.

Erase una vez un anciano y un niño que viajaban con un burro e iban de pueblo en pueblo. Llegaron a una aldea caminando junto con el asno, y al pasar por ahí, un grupo de jóvenes se burló de ellos. – ¡Que par de tontos!……Tienen un burro y, en lugar de montarlo, van los dos caminando. Por lo menos, el viejo podría subirse al burro-. El anciano dijo: -Tienen razón, hijo-. A lo que el niño respondió: -Móntese usted, abuelo, que usted está más cansado-.
El anciano se subió al burro y prosiguieron la marcha.

Llegaron a otro pueblo y al atravesarlo, una vecina se molestó mucho cuando vió al adulto sobre el burro y al niño caminando al lado. -¡Parece mentira!…El viejo sentado y el pobre niño caminando. ¿Cómo no le da vergüenza?-.
El anciano dijo: -Tiene razón, hijo. Yo estoy aquí tan cómodo y tu…-.
A lo que el niño respondió: -Pero, abuelo, si yo no estoy cansado…-.
Y el anciano dijo: -Cambiemos. Móntate tú ahora en el burro-.
El anciano y el niño intercambiaron sus puestos y siguieron su camino hasta llegar a la siguiente aldea.
Un señor que los ve llegar replica: -¡El colmo!…Vengan a ver esto vecinos… El joven montado en el burro y el pobre anciano, que no puede con su alma, caminando.
Entonces el anciano le dice al niño: -Vamos a hacer una cosa, hijo-.
Niño: -Dígame abuelo-.
Anciano: -Tú pesas poco. Creo que el animal puede con nosotros dos-.
El burro avanzaba sin problemas llevando al niño y al abuelo sobre el lomo. Pero cuando cruzaron junto a un grupo de campesinos…..
Mujer: -¡Tengan compasión, caramba ! …..¡Van a reventar a ese pobre animalito!-.
Anciano: -Ya no se que hacer, hijo… Pero tienen razón, porque el burrito debe estar desfallecido…-.
Niño: -¿Y si lo cargamos abuelo?-
Anciano: -¿Cargar al burro?….Ta vez podamos…-.
Y así llegaron al siguiente publeo, el anciano y el niño con el burro sobre sus hombros.
Joven: -Ja j aja, ¡Nunca vimos gente tan boba!… Tienen un burro y, en lugar de montarse sobre él, lo llevan a cuestas…. ¡Que tontos!-. Si te dejas guiar por las opiniones de los demás, acabarás como el anciano y el niño de este cuento, sin burro y sin llegar a ninguna parte. No hagas caso al que dirán. Escucha únicamente la voz de tu corazón.

Buen fin de semana,

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Cuento de los mineros. Sobre las creencias. https://institutoeuropeodecoaching.com/cuento-de-los-mineros-sobre-las-creencias/ Fri, 10 Jul 2015 11:18:22 +0000 http://www.institutoeuropeodecoaching.com/?p=6345 IEC quiere compartir este pequeño cuento sobre las creencias.

Los mineros

Hay una historia que dicen es verídica.

Seis mineros trabajaban en un túnel muy profundo extrayendo minerales desde las entrañas de la tierra. De repente un derrumbe los dejó aislados, sellando la salida del túnel.

En silencio, cada uno miró a los demás. De un vistazo calcularon su situación. Con su experiencia, se dieron cuenta rápidamente de que el problema sería el oxígeno. Si hacían todo bien les quedaban unas tres horas de aire, como mucho tres horas y media.

Mucha gente de afuera sabría que ellos estaban allí atrapados, pero un derrumbe como este significaría horadar otra vez la mina para llegar a buscarlos.

¿Podrían hacerlo antes de que se terminara el aire?

Los expertos mineros decidieron que debían ahorrar todo el oxigeno que pudieran.

Acordaron hacer el menor desgaste físico posible, apagaron las lámparas que llevaban y se tendieron todos en el piso.

Enmudecidos por la situación e inmóviles en la oscuridad era difícil calcular el paso del tiempo.

Incidentalmente solo uno de ellos tenia reloj.

Hacia él iban todas las preguntas: ¿cuanto tiempo pasó? ¿Cuánto falta? ¿Y ahora?.

El tiempo se estiraba, cada par de minutos parecía una hora y la desesperación ante cada respuesta agravaba aun más la tensión.

El jefe de los mineros se dio cuenta de que si seguían así la ansiedad los haría respirar más rápidamente y esto los podía matar, así que ordenó al que tenía el reloj que sólamente él controlara el paso del tiempo. Nadie haría más preguntas, él avisaría a todos cada media hora.

Cumpliendo la orden, el del reloj controlaba su maquina.

Y cuando la primera media hora pasó. Él dijo: «ha pasado media hora».

Hubo un murmullo entre ellos y una angustia que se sentía en el aire. El hombre del reloj se dió cuenta de que a medida que pasaba el tiempo, iba a ser cada vez más terrible comunicarles que el minuto final se acercaba. Sin consultar a nadie decidió que ellos no merecían morirse sufriendo. Así que la próxima vez que les informó de la media hora, habían pasado en realidad 45 minutos.

No había manera de notar la diferencia así que nadie siquiera desconfió. Apoyado en el éxito del engaño la tercera información la dio casi una hora después. Dijo «pasó otra media hora»… y los cinco creyeron que habían pasado encerrados, en total, una hora y media y todos pensaron en cuán largo se le hacía el tiempo. Así siguió el del reloj, a cada hora completa les informaba que había pasado media hora.

La cuadrilla apuraba la tarea de rescate, sabían en qué cámara estaban atrapados, y que sería difícil poder llegar antes de cuatro horas. Llegaron a las cuatro horas y media. Lo más probable era encontrar a los seis mineros muertos. Encontraron vivos a cinco de ellos. Solamente uno había muerto de asfixia…el que tenía el reloj.

Esta es la fuerza que tienen las creencias en nuestras vidas. Esto es lo que nuestros condicionamientos pueden llegar a hacer de nosotros. Cuando creemos y confiamos en que se puede seguir adelante, nuestras posibilidades se multiplican.

Desde IEC queremos desearte buen fin de semana 🙂

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Cuento narrado por Gabriel García Márquez https://institutoeuropeodecoaching.com/cuento-narrado-por-gabriel-garcia-marquez/ Fri, 29 May 2015 12:07:40 +0000 http://www.institutoeuropeodecoaching.com/?p=6276 Desde IEC queremos compartir este cuento que fue narrado verbalmente en un congreso de escritores, por Gabriel García Márquez

Imagínese usted un pueblo muy pequeño donde hay una señora que tiene dos hijos, uno de 17 y una hija de 14. Está sirviéndoles el desayuno con una expresión de preocupación en su rostro. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella les responde: «No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo».

El hijo se va a jugar al billar, y en el momento en que va a tirar una carambola sencillísima, el otro jugador le dice: «Te apuesto un peso a que no la haces». Todos se ríen. El se ríe. Tira la carambola y no la hace. Paga su peso y todos le preguntan qué pasó, si era una carambola sencilla. Y él contesta: «es cierto, pero me he quedado preocupado por algo que me dijo mi madre esta mañana sobre algo grave que va a sucederle a este pueblo».

Todos se ríen de él, y el que se ganó su peso regresa a casa, donde está con su mamá. Feliz con su dinero dice:- Le gané este peso a Dámaso de la forma más sencilla porque es un tonto.

– ¿Por qué es un tonto?

Porque no pudo hacer una carambola sencillísima preocupado porque su mamá amaneció hoy con la idea de que algo muy grave va a suceder en este pueblo.

Su madre le dice: – No te burles de los presentimientos de los mayores porque a veces se hacen realidad… Una pariente oye esto y va a comprar carne. Le pide al carnicero: «Déme un kilo de carne», y en el momento que la está cortando, le dice «mejor córteme dos, porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar preparado».

El carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a comprar le dice: «mejor lleve dos kilos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar, y se están preparando y comprando cosas». Entonces la señora responde: «Tengo varios hijos, mejor déme cuatro kilos…» Se lleva los cuatro kilos, y para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en media hora agota la carne, mata a otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor.

Llega un momento en que toda la gente en el pueblo, está esperando que pase algo. Se paralizan las actividades y de pronto a las dos de la tarde alguien dice:

– ¿Se han dado cuenta del calor que está haciendo?

– ¡Pero si en este pueblo siempre hizo calor! Tanto calor que los músicos tenían instrumentos remendados con brea y tocaban siempre a la sombra porque si tocaban al sol se les caían a pedazos.

– Sin embargo -dice uno-, a esta hora nunca hizo tanto calor.

– Pero a las dos de la tarde es cuando hace más calor.

– Sí, pero no tanto calor como ahora. Al pueblo desierto, a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre la voz: «Hay un pajarito en la plaza». Y viene todo el mundo espantado a ver el pajarito.

– Pero señores, siempre hay pajaritos que bajan.

– Sí, pero nunca a esta hora. Es tal la tensión de los habitantes del pueblo, que todos están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo.

– Yo que soy muy macho -grita uno- Me voy. Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central donde todo el pueblo lo ve. Hasta que los demás dicen: «Si este se atreve, pues nosotros también nos vamos». Y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo. Se llevan las cosas, los animales, todo.

Y uno de los últimos que abandona el pueblo, dice: «Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa», y entonces la incendia y otros incendian también sus casas.

Huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en un éxodo de guerra; en medio de ellos va la señora que tuvo el presentimiento y le dice a su hijo: «¿Viste mi hijo que algo muy grave iba a suceder en este pueblo?»

Feliz fin de semana 😉

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