Creencias – Instituto Europeo de Coaching https://institutoeuropeodecoaching.com Formación en coaching certificada Fri, 10 Jul 2015 11:18:22 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.5.2 https://institutoeuropeodecoaching.com/wp-content/uploads/2023/01/cropped-Captura-de-pantalla-2023-01-27-a-las-23.05.10-removebg-preview-32x32.png Creencias – Instituto Europeo de Coaching https://institutoeuropeodecoaching.com 32 32 Cuento de los mineros. Sobre las creencias. https://institutoeuropeodecoaching.com/cuento-de-los-mineros-sobre-las-creencias/ Fri, 10 Jul 2015 11:18:22 +0000 http://www.institutoeuropeodecoaching.com/?p=6345 IEC quiere compartir este pequeño cuento sobre las creencias.

Los mineros

Hay una historia que dicen es verídica.

Seis mineros trabajaban en un túnel muy profundo extrayendo minerales desde las entrañas de la tierra. De repente un derrumbe los dejó aislados, sellando la salida del túnel.

En silencio, cada uno miró a los demás. De un vistazo calcularon su situación. Con su experiencia, se dieron cuenta rápidamente de que el problema sería el oxígeno. Si hacían todo bien les quedaban unas tres horas de aire, como mucho tres horas y media.

Mucha gente de afuera sabría que ellos estaban allí atrapados, pero un derrumbe como este significaría horadar otra vez la mina para llegar a buscarlos.

¿Podrían hacerlo antes de que se terminara el aire?

Los expertos mineros decidieron que debían ahorrar todo el oxigeno que pudieran.

Acordaron hacer el menor desgaste físico posible, apagaron las lámparas que llevaban y se tendieron todos en el piso.

Enmudecidos por la situación e inmóviles en la oscuridad era difícil calcular el paso del tiempo.

Incidentalmente solo uno de ellos tenia reloj.

Hacia él iban todas las preguntas: ¿cuanto tiempo pasó? ¿Cuánto falta? ¿Y ahora?.

El tiempo se estiraba, cada par de minutos parecía una hora y la desesperación ante cada respuesta agravaba aun más la tensión.

El jefe de los mineros se dio cuenta de que si seguían así la ansiedad los haría respirar más rápidamente y esto los podía matar, así que ordenó al que tenía el reloj que sólamente él controlara el paso del tiempo. Nadie haría más preguntas, él avisaría a todos cada media hora.

Cumpliendo la orden, el del reloj controlaba su maquina.

Y cuando la primera media hora pasó. Él dijo: «ha pasado media hora».

Hubo un murmullo entre ellos y una angustia que se sentía en el aire. El hombre del reloj se dió cuenta de que a medida que pasaba el tiempo, iba a ser cada vez más terrible comunicarles que el minuto final se acercaba. Sin consultar a nadie decidió que ellos no merecían morirse sufriendo. Así que la próxima vez que les informó de la media hora, habían pasado en realidad 45 minutos.

No había manera de notar la diferencia así que nadie siquiera desconfió. Apoyado en el éxito del engaño la tercera información la dio casi una hora después. Dijo «pasó otra media hora»… y los cinco creyeron que habían pasado encerrados, en total, una hora y media y todos pensaron en cuán largo se le hacía el tiempo. Así siguió el del reloj, a cada hora completa les informaba que había pasado media hora.

La cuadrilla apuraba la tarea de rescate, sabían en qué cámara estaban atrapados, y que sería difícil poder llegar antes de cuatro horas. Llegaron a las cuatro horas y media. Lo más probable era encontrar a los seis mineros muertos. Encontraron vivos a cinco de ellos. Solamente uno había muerto de asfixia…el que tenía el reloj.

Esta es la fuerza que tienen las creencias en nuestras vidas. Esto es lo que nuestros condicionamientos pueden llegar a hacer de nosotros. Cuando creemos y confiamos en que se puede seguir adelante, nuestras posibilidades se multiplican.

Desde IEC queremos desearte buen fin de semana 🙂

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Cuento narrado por Gabriel García Márquez https://institutoeuropeodecoaching.com/cuento-narrado-por-gabriel-garcia-marquez/ Fri, 29 May 2015 12:07:40 +0000 http://www.institutoeuropeodecoaching.com/?p=6276 Desde IEC queremos compartir este cuento que fue narrado verbalmente en un congreso de escritores, por Gabriel García Márquez

Imagínese usted un pueblo muy pequeño donde hay una señora que tiene dos hijos, uno de 17 y una hija de 14. Está sirviéndoles el desayuno con una expresión de preocupación en su rostro. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella les responde: «No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo».

El hijo se va a jugar al billar, y en el momento en que va a tirar una carambola sencillísima, el otro jugador le dice: «Te apuesto un peso a que no la haces». Todos se ríen. El se ríe. Tira la carambola y no la hace. Paga su peso y todos le preguntan qué pasó, si era una carambola sencilla. Y él contesta: «es cierto, pero me he quedado preocupado por algo que me dijo mi madre esta mañana sobre algo grave que va a sucederle a este pueblo».

Todos se ríen de él, y el que se ganó su peso regresa a casa, donde está con su mamá. Feliz con su dinero dice:- Le gané este peso a Dámaso de la forma más sencilla porque es un tonto.

– ¿Por qué es un tonto?

Porque no pudo hacer una carambola sencillísima preocupado porque su mamá amaneció hoy con la idea de que algo muy grave va a suceder en este pueblo.

Su madre le dice: – No te burles de los presentimientos de los mayores porque a veces se hacen realidad… Una pariente oye esto y va a comprar carne. Le pide al carnicero: «Déme un kilo de carne», y en el momento que la está cortando, le dice «mejor córteme dos, porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar preparado».

El carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a comprar le dice: «mejor lleve dos kilos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar, y se están preparando y comprando cosas». Entonces la señora responde: «Tengo varios hijos, mejor déme cuatro kilos…» Se lleva los cuatro kilos, y para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en media hora agota la carne, mata a otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor.

Llega un momento en que toda la gente en el pueblo, está esperando que pase algo. Se paralizan las actividades y de pronto a las dos de la tarde alguien dice:

– ¿Se han dado cuenta del calor que está haciendo?

– ¡Pero si en este pueblo siempre hizo calor! Tanto calor que los músicos tenían instrumentos remendados con brea y tocaban siempre a la sombra porque si tocaban al sol se les caían a pedazos.

– Sin embargo -dice uno-, a esta hora nunca hizo tanto calor.

– Pero a las dos de la tarde es cuando hace más calor.

– Sí, pero no tanto calor como ahora. Al pueblo desierto, a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre la voz: «Hay un pajarito en la plaza». Y viene todo el mundo espantado a ver el pajarito.

– Pero señores, siempre hay pajaritos que bajan.

– Sí, pero nunca a esta hora. Es tal la tensión de los habitantes del pueblo, que todos están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo.

– Yo que soy muy macho -grita uno- Me voy. Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central donde todo el pueblo lo ve. Hasta que los demás dicen: «Si este se atreve, pues nosotros también nos vamos». Y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo. Se llevan las cosas, los animales, todo.

Y uno de los últimos que abandona el pueblo, dice: «Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa», y entonces la incendia y otros incendian también sus casas.

Huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en un éxodo de guerra; en medio de ellos va la señora que tuvo el presentimiento y le dice a su hijo: «¿Viste mi hijo que algo muy grave iba a suceder en este pueblo?»

Feliz fin de semana 😉

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