Emociones. La esclavitud de las emociones.
La esclavitud de las emociones vista desde la comunicación no violenta. Muchos de los juicios que hacemos sobre otras personas son expresiones de nuestras necesidades insatisfechas. Los juicios, críticas e interpretaciones que hacemos de los demás en realidad lo que están reflejando son nuestras propias necesidades. Pero también nos juzgamos a nosotros mismos y estas calificaciones suelen ser también la triste expresión de estas necesidades no satisfechas.
En nuestra infancia no se nos ha educado para reflexionar sobre cuáles son nuestras necesidades. Nos hemos acostumbrado a creer que son los demás los que tienen que satisfacer nuestras necesidades y por lo tanto, ellos son los que se equivocan cuando no lo hacen.
Mientras no reconozcamos y valoremos cuales son estas necesidades intrínsecas es probable que los demás tampoco lo hagan y esto es lo que va generando nuestro estado emocional, ya sea de miedo, culpa, tristeza o vergüenza. Esto es el germen de casi todos los conflictos, necesidades no reconocidas y no satisfechas.
Desde la óptica de la Comunicación No Violenta se pueden destacar tres etapas en la forma en la que nos relacionarnos emocionalmente con los demás:
1.- Etapa de Esclavitud Emocional: esta primera etapa es cuando vivimos haciéndonos responsables de los sentimientos ajenos. Esto suele generar una gran carga que llevamos “sobre nuestros hombros”, sobre todo en nuestras relaciones más cercanas. En esta primera etapa actuamos sin mucha conciencia sobre esto.
2.- Etapa Antipática: nos enfadamos, no queremos ser responsables de los sentimientos ajenos, nos rebelamos. En esta etapa empezamos a ver esa carga emocional “sobre nuestros hombros” pero no sabemos cómo podemos liberarnos de ella.
3.- Etapa Liberación Emocional: en esta etapa cambiamos la energía de la carga de la responsabilidad, pasando de estar centrándola en los sentimientos ajenos a centrarla en nuestras acciones e intenciones.
A partir de esta etapa empezamos tenemos en cuenta nuestras propias necesidades, a identificarlas y, veremos que esto lo vamos a poder hacer sin olvidarnos de las de los demás. Este ejercicio implica presencia, estar conectado con uno mismo para identificar cómo me estoy sintiendo y cuáles son mis necesidades no satisfechas. Auto-responsabilizarnos de satisfacer esa necesidad dentro de nuestras posibilidades y cuando no nos sea posible hacerlo por nosotros mismos, entonces será necesario que le expresemos al otro cual es mi necesidad, sin exigencias, sin manipulación, sabiendo que los demás no son adivinos de cómo nos sentimos y que no están obligados de cubrir nuestras necesidades.
Esta es una de las claves que nos da la Comunicación No Violenta para salir de la esclavitud emocional. Todo empieza por ser empáticos con nosotros mismos, estar presentes, reconocer nuestros sentimientos y necesidades no satisfechas y así poder ofrecer esta empatía a los demás. Una vez más empieza vemos que el trabajo comienza por uno mismo, la empatía puede ser nuestra gran aliada y resulta ser muy sanadora.
En la Comunicación No Violenta el principio de la compasión está siempre presente, primero hacia uno mismo, respetándonos, tratándonos sin odio, culpa o vergüenza, sin buscar el satisfacer nuestras necesidades a expensas de los demás, ni hacerlas cosas “porque se supone que es lo que tengo que hacer”.
El proceso y el lenguaje que propone la Comunicación No Violenta siempre está enfocado e enriquecer la vida.
Post escrito por Lourdes Morales – Coach y Formadora.